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Ocho elementos en la Adoración
Conferencista: Carlos Zambrano
La adoración tal vez sea la función más importante
de la iglesia. Los creyentes están buscando formas de adorar para
disfrutar y darle significado a sus domingos. La adoración es cualquier
actividad por medio de la cual los creyentes puedan sentir a Dios de una
manera significativa y espiritualmente transformadora.
La adoración surge de los mandatos de Dios en la
Escritura y los corazones agradecidos de los redimidos. La adoración no
se debe hacer de acuerdo a nuestras pequeñas nociones de Él, nuestros
conceptos limitados de lo que Él quiere, o lo que no pueda agradar. El
Espíritu Santo nos da libertad y dirección de cómo adorar a Dios. No
podemos permitirnos pensar en la adoración en términos de acciones,
orden de culto, formas y música. El Espíritu trae libertad para adorar.
Ocho elementos de la adoración practicados por la
iglesia primitivo: Oración, Alabanza, Confesión de pecados.
Confesión de fe, Lectura de la Escritura, Predicación, Cena y bautismo,
Ofrenda.
1. Oración
La oración era muy importante en la adoración de la iglesia
primitiva. "Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es
la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús’ (1 Ts.
5:17-18).
2. Alabanza
La alabanza era un elemento principal en la adoración de
la iglesia primitiva. "Pero a medianoche, orando Pablo y Silos,
cantaban himnos a Dios; y los presos los oían’ (Hechos 16:25).
La alabanza a Dios es más bien un acto de obediencia que
seguir nuestros sentimientos.
3. Confesión de pecado
La adoración es el momento de escuchar al Señor
permitiéndole que nos cambie con su presencia, poder y Palabra.
4. Confesar la fe en Dios el Padre. el Hilo, y el
Espíritu Santo
Pablo escribió a los creyentes en Roma: "Que
si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el
corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para
salvación (Rom. 10:9-JO)
.
5. Lectura y estudio de las Escrituras
La lectura y estudio de las Escrituras son esenciales en
nuestra adoración. El Espíritu Santo usa la lectura, el oír y estudiar las
Escrituras para llevar nuestra atención a Dios. "Y comenzando desde
Moisés, y siguiendo por todos lo profetas, les declaraba en todas las
Escrituras lo que de él decían’ (Lc. 24:27).
6. Predicación
La predicación es esencial en los cultos de
adoración. La proclamación de la Palabra de Dios evangelizo, edifico y
educo. "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias
de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os con forméis a este
siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobáis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta"
7. La cena del Señor y el bautismo
La cena del Señor y el bautismo son dos hermosos actos
conmovedores de adoración. Las iglesias deben hacer del bautismo una
parte esencial de la adoración. "Y Jesús, después que fue
bautizado, subió luego del agua. y he aquí los cielos fueron abiertos, y
vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y
hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien
tengo complacencia" (Mt. 3 :16-17).
8. Ofrendas
Nuestras vidas deben ser nuestra primera ofrenda a
Dios. Ofrendar es un acto de adoración. "Y sabéis también
vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del
evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo
en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; pues aun a Tesalónica me
enviasteis una y otra vez para mis necesidades. No es que busque dádivas,
sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta... Mi Dios, pues,
suplirá todo lo que es os falta conforme a sus riquezas en gloria en
Cristo Jesús"
Los creyentes y las iglesias tienen lo libertad de adorar al
Padre como el Espíritu Santo los guíe. Cada culto de adoración debe ser un
encuentro con el Señor.
El evangelismo, discipulado, ministerio, compañerismo y la
adoración, aplicados a fin de cumplir la Gran Comisión, dan como
resultado el crecimiento de la iglesia en cuatro dimensiones: numérica,
espiritual, expansión de los ministerios y avance misionero. Si practicamos
estas cinco funciones, experimentaremos estos cuatros resultados.
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